¿Cómo son los alvéolos?
Los alvéolos son pequeños sacos
que se encuentran al final de los conductos respiratorios. Están recubiertos de
capilares muy finos para facilitar el intercambio gaseoso. Tienen forma
redondeada y se asemejan a un racimo de uvas. Poseen una sola abertura para que
salgan y entren los gases, controlada por la acción de una estantería
de músculo liso.
Sus paredes, llamadas setos alveolares, proporcionan un gran aumento de la
superficie de intercambio y están revestidas en su interior por una capa de
mucosa.
Algunos alvéolos se comunican entre sí por intermedio
de aberturas de 10 a
15 micras de diámetro en la pared alveolar que recibe el nombre de poros de Kong
y que tienen como función permitir una buena distribución de los gases entre
los alvéolos, así como prevenir su colapso por oclusión de la vía aérea
pulmonar.
¿Qué ocurre en su
interior?
En los alvéolos se realiza el intercambio de gases (O2 y CO2)
entre el aire que hay en el interior de los alvéolos y la sangre que circula
por los capilares sanguíneos. El intercambio de gases ocurre mediante un
proceso físico llamado difusión, que consiste en el desplazamiento de las moléculas
de donde hay más concentración a donde hay menos.
El oxígeno entra a la sangre a través de los capilares que rodean
a los alvéolos pulmonares. Es transportado en la sangre por una molécula
llamada hemoglobina, de intenso color rojo. El oxigeno se adhiere al hierro
encontrado en la hemoglobina. La hemoglobina se encuentra en los glóbulos rojos
o hematíes.
El dióxido de carbono se transporta disuelto en el plasma sanguíneo
(la parte líquida de la sangre). Cuando llega a los alvéolos pulmonares es
expulsado por medio de la expiración.
Datos curiosos:
Cada pulmón
adulto suma unos 300 millones de alvéolos. Si los estirásemos ocuparían
alrededor de unos 75
metros cuadrados.
Videos sobre los alvéolos
pulmonares:
Una pequeña actividad
interactiva:
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